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jueves, 13 de agosto de 2009

ISCO NO SE LO CREE

En el año 2006 el VCF puso sus ojos en tierras andaluzas, concretamente en en la capital de la Costa del Sol, Málaga. Allí, en el Benamiel CF, se encontraba jugando con tan solo 14 años el delantero que debutó y marcó su primer gol con el VCF ante el Al Ain, Francisco Alarcón Suárez ´Isco´. El jugador, que en estos momentos forma parte de la disciplina del filial valencianista, llegó a la capital del Turia en el año 2006 desde su ciudad natal, Málaga, para instalarse en una de las habitaciones de las instalaciones de la Ciudad Deportiva de Paterna, preparadas para futbolistas que vienen de fuera de Valencia para completar su formación junto al conjunto valencianista. En esta habitación, el jugador comparte el poco tiempo libre del que puede disfrutar junto a su compañero Teo Marquelis, un chaval procedente de Australia. Ambos comparten sus aficiones por la música y los videojuegos, además de hacerse de profesor del idioma natal de cada uno. Según reconoce el propio Isco, su compañero es «su primer fan» después del gol que consiguió con el VCF ante el Al Ain en Alzira. Son como una pequeña familia.Este apoyo entre ambos jugadores es importante, sobre todo por la distancia a la que se encuentra la familia verdadera. En el caso del jugador Malagueño, su familia está a más de 650 kilómetros de distancia por lo que la única vía de comunicación que tienen es el teléfono. Sin embargo, por lo menos una vez al mes, Isco recibe la visita de sus familiares. Unos familiares, y más que nadie los padres, que en un principio no estaban muy convencidos con que su pequeño volase tan rápido del nido. Con tan solo 14 años su hijo tenía que dejar atrás su querida málaga y a su familia para intentar cumplir su sueño, ser futbolista profesional. Solo unos padres compresivos, y los de Isco lo fueron aunque al principio la pasaron mal, podrían aceptar esta oportunidad para su hijo.En el tema personal, ´Isco´, es un chaval de 17 años que está haciendo lo que más le gusta, jugar al fútbol. Por eso, no tiene tiempo para novias ni para salir mucho de fiesta, su única preocupación en estos momentos es entrenar y entrenar para demostrar al míster del filial, Óscar Fernández, su potencial y valía dentro del equipo y quién sabe, si este trabajo también le puede servir para que Emery le vuelva a convocar para cualquier partido, él siempre recibirá la llamada con la ilusión de un chaval.

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