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lunes, 7 de septiembre de 2009

VILLA Y SILVA LOS MEJORES

España alcanzó nuevamente el cenit de su mejor juego, la cumbre de la lealtad al fútbol que tiene selección alguna en todo el mundo y goleó con una exquisitez extraordinaria al combinado belga, que se puede dar con un ‘canto en los dientes’ por encajar únicamente cinco goles. Para satisfacción suprema de quien escribe, y del aficionado al VCF, en este equipo, de peloteros sensacionales, destacaron una vez más los Davides, Villa y Silva, que cuajaron un partido de hemeroteca. Más allá de sus dos ‘dobletes’, los valencianistas demostraron ser los mejores en sus demarcaciones. Se auparon, incluso, por encima de sus compañeros que merecieron el 10, y lucieron de una forma tan categórica que es imposible de entender para quien no hay visto el encuentro. Villa y Silva, junto a la España de Vicente del Bosque, son una suerte de combinación, cita obligada para todos los que aman a este deporte. Y, quien no pueda aguantar el ‘mono’ de verlos de cuando en cuando alineados, que se acerquen a Mestalla los fines de semana. Su felicidad está asegurada.
Desde que comenzó a rodar la pelota, la nacional dio un recital inolvidable, con los blanquinegros como comandantes en jefe. De esta forma, dio igual cuál fuese el marcador al descanso en el choque ante los belgas. Tras ser deslumbrado por su juego, el espectador aterrizó en el entretiempo de su alunizaje, propulsados cual ‘Esputnik’ gracias a la obra de arte dibujada por los dos grandes Davides, tal y como los esculpiría Miguel Ángel a Villa y Silva, autor material del gol. El primero marcó y el segundo, le asistió, en un pase de otra galaxia, que ayudó a redondear uno de sus mejores encuentros con la ‘roja’. Paradojas del destino, el Guaje no brilló especialmente por su puntería, que le fue, pese a las dos dianas, esquiva, después de gozar de opciones claras, como el penalti, detenido por el guardameta visitante, o sus disparo, dentro y fuera del área, que repelió de forma milagrosa Guillet. Pero mostró una capacidad de adaptación espectacular, un sacrificio soberbio y una inteligencia que le hacen marcar la diferencia. El ‘7’ partía desde la teórica posición del interior izquierdo, para ganar su espacio en el área con su espectacular verticalidad y sumar sus habituales duetos con el propio Silva o Fernando Torres, también tan peligroso como desafortunado en línea de finalización. Fue el principal recurso ofensivo del combinado nacional para llegar al área contraria, pero no el único. La movilidad del centro del campo, con la ayuda de la claridad en el pase de la línea de zagueros, facilitaba la llegada del arsenal atacante, que aparecían como oleadas frente al aguacero que le caía a la zaga rival, auténticos islotes incapaces de parar la avalancha. El marcador parcial pudo ser de cinco o seis goles a favor, pero quedó en un segundo plano ante el engranaje soberbio a los que somete este bloque, en condiciones normales, dificilísimo de superar.
Parecía imposible igualar la arquitectura futbolística delineada en los primeros 45 minutos, pero con genios como Villa la realidad puede superar cualquier deseo. El de Tuilla continuó con su exhibición y colaboró, de forma decisiva, en un reinicio de lance antológico. En cinco minutos, la nacional, marcó dos goles, marró otro y puso Riazor ‘patar arriba’. Y, en todas y cada una de las acciones, un denominador común, la participación del atacante valencianista. Tras una clara ocasión de Torres, que empujó un cabezazo lejos del palo derecho de la meta belga, Villa agarró una pelota sin trascendencia en el vértice zurdo del área grande rival, se ganó un espacio por el centro, desafió a Gillet y le puso una pelota imposible, lejos de su alcance. Sin tiempo para disfrutarlo, una vez más Villa tomó el mando, recibió, miró y tocó sutilmente para concederle un cuero mortal de necesidad a la arribada, desde atrás y con sorpresa, de Piqué, que ejecutó sin contemplaciones a un cancerbero visitante, sencillamente abrumado.
España bailaba al ritmo de los cantos de la Rianxeira de A Coruña, y jugaba más cara a la galería que con el objetivo de cercar la meta contraria. Pero, al combinado nacional le duró esta concesión 10 minutos, justo lo que tardó Silva, el mago de Arguineguín, en agarrar una pelota en la frontal, y soltar un ‘zapatazo’ de libro, de manual para academia, y conquistar tal vez la confianza que le faltaba al blanquinegro para ganarse un lugar seguro, otra vez, con la selección. El equipo no se cansaba de tocar y llegar, ocupaba a placer los tres cuartos de campo, recuperaba el cuero cuando lo necesitaba y examinaba de forma durísima a Gillet, en un lote de minutos que jamás olvidará. El belga no tenía la culpa de la ira del ‘7’ de España, o sí, por detenerle una pena máxima en la primera mitad, y debe saber a estas alturas que, un gol, para un ‘ killer’, un cazador despiadado del área, puede saberle a poco. El valencianista aprovechó una asistencia perfecta de Cesc, tal y como hiciera él instantes antes con Piqué, para marcar su segundo gol y acercarse, paso a paso, a su objetivo a largo plazo. Ser el mejor realizador de España de su historia. De momento, camina por el mejor sendero. Como el de la selección, tres puntos más cerca de su ya virtual pase al Mundial 2010. El miércoles, ante Estonia, tal vez, si Bosnia pincha y la ‘ Roja’ gana, se certifique de forma oficial.

Ficha técnica
España 5: Casillas, Arbeloa (Albiol, 82), Puyol, Piqué, Capdevila, Busquets, Xabi Alonso, Xavi (Cesc, m.70), Silva, Villa y Torres (Riera, m.67).
Bélgica 0: Gillet; Vanden Borre, Van Buyten, Vermaelen, Vertonghen (Deschacht, m.29); Defour, Simons, Fellaini, Dembelé; Hazard (Mirallas, m.58) y Sonck (Decamargo, m.70).
Goles: 1-0, m.41: Silva. 2-0, m.49: Villa. 3-0, m.50: Piqué. 4-0, m.67: Silva. 5-0, m.85: Villa.
Árbitro: Bertrand Layec (FRA). Mostró cartulinas amarillas a Busquets (23) y Puyol (79) por España, y a Vermaelen (10) y Fellaini (43) por Bélgica.
Incidencias: encuentro correspondiente a la fase de clasificación del Grupo 5 al Mundial 2010, disputado en el estadio Riazor ante la presencia de 33.000 aficionados.

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